El narrador mediterráneo celebra 30 años de trayectoria en los escenarios, transformando emociones y recuerdos en espectáculos únicos.

PINTO/ 07 DICIEMBRE 2024.- En un mundo donde las palabras parecen perder peso frente a la inmediatez de las imágenes, Félix Albo se alza como un maestro de la narración, un «contador de historias» que celebra tres décadas llevando la magia de la palabra a los escenarios. Mediterráneo por esencia, como él mismo se define, Félix combina humor, nostalgia y reflexión para construir relatos que conectan profundamente con su audiencia.

“Me gusta jugar con lo que veo, lo que sueño y lo que vivo. Mis textos nacen de recuerdos, imaginación y creatividad”, confiesa Albo. Esta alquimia de emociones le ha permitido crear espectáculos inolvidables, siempre adaptados a la reacción del público, a quienes observa y escucha para afinar su propuesta.

Festival de Palabra: Un legado cultural

Uno de los hitos en su carrera es su vinculación con el Festival de Palabra de Cuenca, un evento que promovió la narración oral para públicos adultos desde sus humildes comienzos en el año 2000 hasta convertirse en un referente cultural. “El festival tuvo un parón por temas políticos, pero se recuperó en el auditorio de Cuenca, un espacio ideal para celebrar la palabra dicha”, recuerda Félix, quien ve en este festival una oportunidad para fomentar una conexión especial entre narradores y público.

Proyectos actuales y la magia de los árboles

Entre los proyectos de Albo destaca su espectáculo Árboles, donde los protagonistas son los árboles como figuras centrales o contextuales en historias cargadas de simbolismo y emoción. “Es un homenaje a estos monumentos vivos que conectan la memoria emocional de los pueblos con la naturaleza”, explica. Además, Félix interactúa con su audiencia al preguntarles sobre árboles significativos en sus vidas, buscando reavivar esta conexión olvidada.

Otro de sus trabajos recientes es Ibiza 80, una obra ambientada entre los años 1979 y 1980 que explora la amistad infantil y la fascinación por los hippies, con una mirada mordaz sobre las dinámicas entre la infancia y el mundo adulto. “Es una historia divertida y tierna que invita a reflexionar sobre cómo tratamos a los niños, especialmente a los que consideramos ‘diferentes’”, comenta.

La palabra como puente emocional

Albo define sus espectáculos como experiencias orgánicas y vivas, donde cada función es única. “Mi narración no está memorizada al pie de la letra; busco dibujar imágenes en la mente del público usando sus propios recuerdos y emociones. Es un acto íntimo de comunicación”, señala. Con humor como hilo conductor, Félix guía a los espectadores a través de emociones diversas, logrando risas, nostalgia e incluso lágrimas.

Un futuro lleno de historias por contar

Con su agenda llena de actuaciones y proyectos en Castilla y León, Euskadi y otras regiones, Félix mantiene una conexión activa con sus seguidores a través de redes sociales como Instagram (@flxalbo). Aunque su tiempo es limitado, sigue explorando nuevos horizontes en la narración y la formación, impartiendo talleres que combinan creatividad y juego.

Félix Albo no solo es un contador de historias, sino también un tejedor de emociones. Sus relatos nos recuerdan el poder transformador de la palabra y su capacidad para unirnos como seres humanos.

“En un mundo lleno de ruido, detenernos a escuchar una historia nos devuelve a nuestra esencia”, concluye.

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